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Por: Laura Tortorella
El Digital Green Certificate, o también conocido como el «pasaporte de vacunación», estará técnicamente operativo a partir del próximo junio en la Unión Europea para aquellas personas que hayan sido vacunadas contra el COVID 19.
El pasaporte ya se ha empezado a utilizar en Israel, donde la mayoría de la población ya está vacunada. En Estados Unidos se está trabajando en ello, en Nueva York, por ejemplo, se activó una app para poder ir al teatro o a eventos deportivos. China también tiene un pase de salud digital.
En México se está pensando en la utilización de comprobantes de vacunación, de certificado o pasaporte de inmunidad o de recuperación.
Los datos recopilados hasta ahora son muy parciales: algunos reconfortantes, otros menos. Todavía no tenemos datos seguros sobre la eficacia de la vacunación para evitar sufrir de COVID-19 o transmitir la infección. Así, los pasaportes tendrían que caducar y esto complicaría aún más las cosas y tendrían un plazo variable en función de la vacuna administrada a cada persona. De toda forma, el acceso a la
vacunación no es igual para todas las personas así que la inmunidad se producirá
de forma progresiva.
"Estar vacunado contra COVID-19 puede no prevenir la transmisión y los pasaportes de vacunación pueden no ser una" estrategia eficaz "para reanudar el viaje". Así lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) que interviene en las iniciativas que se están estudiando a nivel mundial.
"En esta etapa, no quisiéramos ver los pasaportes de vacunación como un requisito para la entrada o salida porque no estamos seguros en esta etapa de que la vacuna prevenga la transmisión", dijo la portavoz de la OMS Margaret Harris.
¿Surgen problemas éticos?
• Si el «pasaporte de vacunación» lo pueden conseguir solamente los vacunados, se podría plantear un problema de «justicia distributiva».
• Esto se puede plantear, entre personas de un mismo país y entre ciudadanos de diferentes países.
• Se tendrá que distinguir entre un «pasaporte de vacunación» y un «certificado de inmunidad», ya que estos dos conceptos no son superponibles, en el momento actual no está bien determinado qué nivel de inmunidad se consigue con las distintas vacunas, ni tampoco qué efectividad tienen dichas vacunas contra las distintas cepas de SARS-CoV2.
• Los datos de salud son, sin duda, los más delicados y deben tratarse con cuidado, especialmente si se transmiten e intercambian en línea.
• La inclusión de estos certificados de vacunación podría generar discriminación, en el sentido de limitaciones de derechos hacia los sujetos que aún no han podido vacunar (doblemente discriminado) o han renunciado
a la cobertura de vacunación.
• Una persona que no ha tenido Covid 19 y con prueba negativa, puede viajar, pero aún puede contraer el virus. Una persona que ha tenido Covid 19, debe certificar que tiene anticuerpos. Una certificación no será suficiente para saber si tiene los anticuerpos y durante cuánto tiempo los tiene. Es importante salvaguardar la salud de todos los ciudadanos.
• En territorios más corruptos, habrá mercados negros, falsificaciones, entre otras actividades que afectarían la solidaridad social.
Todo esto nos hace entender que aún tenemos que reflexionar desde un punto de vista ético sobre la utilidad de los pasaportes de vacunación o certificados de vacunación. ¡La tecnología avanza y la reflexión ética no se puede quedar atrás!
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